Afinar un instrumento musical no es algo sencillo. De hecho, es algo que ha dado muchos quebraderos de cabeza a lo largo de los siglos. Hoy en día un piano correctamente afinado suena bien cualquiera que sea la canción que toquemos y la tonalidad en la que esté. Pero no siempre ha sido así. Simplificando mucho, digamos que, aunque normalmente decimos que Do# y Reb son la misma nota, en realidad matemáticamente no lo son. Sí, has leído bien, matemáticamente. Las Matemáticas y la Música están íntimamente relacionadas. Tanto, que uno de los primeros sistemas de afinación tiene su origen en la escuela de Pitágoras, un matemático del que estudiaremos un famoso teorema sobre los triángulos.
Los instrumentos de cuerda frotada como el violín son fáciles de tocar sin que “las notas suenen mal”. El músico solo tiene que mover ligeramente el dedo para que el sonido sea ligeramente diferente y ya sea “armónico”. Pero en un piano (o en un clavicémbalo de la época de Bach) eso no se podía hacer. Cuando uno pulsa una tecla en el piano, suena lo que suena. Decenas y decenas de músicos se tiraron años y años discutiendo sobre quién era capaz de afinar mejor los instrumentos de cuerda percutida.

Y así es como Johannes Sebastian Bach se convirtió en uno de los más destacados músicos de todos los tiempos. Entre sus más de mil (sí, mil) composiciones se encuentran un conjunto de piezas musicales tituladas “El clave bien temperado” y que recopiló entre 1722 y 1744. Son 24 temas escritos en todas las tonalidades posibles. Tienen una característica muy especial y es que, para que suenen bien, el instrumento debe estar perfectamente afinado. Si hay algún error se notará muchísimo cuando llegue el momento. Estas 24 pequeñas joyas fueron la prueba perfecta de que la afinación “temperada” era muy superior a la “pitagórica” y desde entonces es la que se suele utilizar. Todavía hoy tocar “El clave bien temperado” es una forma de saber si un piano (o cualquier otro instrumento) está afinado o no.
Como muestra, aquí tenéis la primera de esas composiciones titulada Preludio en Do Mayor.
El cuaderno de un alumno es, igual que un piano, un instrumento. No es musical, pero sí de estudio. De ahí que es muy importante que esté afinado, que todas sus partes muestren armonía y haya un orden adecuado. Solamente así cumplirá bien su función.
Con el objetivo de que podáis mejorar la “afinación” de vuestros cuadernos, os voy a dar unas indicaciones y consejos para que estén, también, bien temperados.

- DO. El cuaderno es un instrumento de estudio. Si lo llevas al día y lo organizas bien te servirá para aprender, repasar y ampliar todo lo que estudies en clase.
- RE. Como el objetivo es aprender, no dudes en observar cómo vas mejorando a lo largo del año. Cuando acabes una unidad puedes repasarla para sorprenderte de lo que has aprendido y cómo mejoras en tus habilidades.
- MI. Separa bien unas unidades de otras mediante portadas con una bonita decoración. Así podrás organizarte mejor.
- FA. Aunque en algunas áreas no es obligatorio escribir el enunciado de los ejercicios, redactarlos te permitirá entenderlos mejor y, cuando repases, entender las respuestas que has escrito.
- SOL. El cuaderno es un espacio de trabajo. Es conveniente dejar determinados espacios entre ejercicio y ejercicio para poder hacer correcciones o mejoras cuando los analicemos en clase. De esta forma aprenderás más.
- LA. Hacer dibujos, ilustraciones y esquemas, aunque no sean obligatorios, te facilitarán aprender más, además de hacer mucho más agradable el cuaderno.
- SI. Utiliza bien el espacio. Cuando acabes un día, comienza la siguiente en la misma página, dejando un pequeño espacio.